La calidad del sueño es fundamental para nuestra salud general, pero ¿sabías que la forma en que respiramos durante la noche puede afectar significativamente nuestra salud bucodental? Dormir con la boca abierta es una práctica común que, aunque a menudo pasa desapercibida, puede tener consecuencias negativas para nuestros dientes y encías.
La importancia de la respiración nasal
La respiración nasal es el método natural y más eficiente para inhalar aire. La nariz actúa como un filtro que humidifica, calienta y purifica el aire antes de que llegue a los pulmones. Además, la respiración nasal favorece la producción de óxido nítrico, una molécula que ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y mejorar la oxigenación del cuerpo.
Por otro lado, respirar por la boca, especialmente durante el sueño, puede alterar estas funciones y provocar una serie de problemas de salud, incluyendo complicaciones en la cavidad oral.

Consecuencias de dormir con la boca abierta en la salud bucodental
Secuencia bucal y disminución del pH
La saliva juega un papel crucial en la protección de nuestros dientes. Ayuda a neutralizar los ácidos producidos por las bacterias, facilitar la remineralización del esmalte dental y limpiar los restos de alimentos. Cuando dormimos con la boca abierta, la exposición al aire provoca una disminución en la producción de saliva, lo que conduce a la sequedad bucal o xerostomía.
Esta reducción de saliva puede alterar el equilibrio del pH en la boca, volviéndose más ácido. Un estudio de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, reveló que las personas que respiraban por la boca mientras dormían tenían un pH promedio de 6,6, en comparación con un pH neutro de 7 en quienes respiraban por la nariz. En algunos casos, el pH descendió hasta 3,6, muy por debajo del umbral de 5,5, punto en el cual el esmalte dental comienza a desmineralizarse.
Aumento del riesgo de caries y erosión dental
La disminución de saliva y el aumento de la acidez crean un ambiente propicio para la proliferación de bacterias cariogénicas. Estas bacterias metabolizan los azúcares de los alimentos y producen ácidos que desmineralizan el esmalte dental, aumentando el riesgo de caries. Además, la falta de saliva impide la adecuada remineralización del esmalte, lo que puede conducir a una mayor susceptibilidad a la erosión dental.
Mal aliento y enfermedades periodontales
La sequía bucal también está asociada con la halitosis o mal aliento. La saliva ayuda a limpiar la boca de partículas de alimentos y bacterias; sin ella, estas pueden acumularse y producir compuestos sulfurados volátiles que causan mal olor. Además, la acumulación de placa bacteriana debido a la falta de limpieza natural que proporciona la saliva puede conducir a enfermedades periodontales, como gingivitis y periodontitis.
Alteraciones en la estructura dental y facial
En niños y adolescentes, la respiración bucal crónica puede afectar el desarrollo adecuado de la estructura facial y dental. Esto puede resultar en maloclusiones, como mordida abierta o sobremordida, y en una apariencia facial alargada conocida como «cara adenoidea». Estas modificaciones no solo afectan la estética, sino que también pueden interferir con funciones como la masticación, el habla y la deglución.
Causas de la respiración bucal durante el sueño
Varias condiciones pueden llevar a una persona a respirar por la boca mientras duerme:
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Congestión nasal: Debido a alergias, resfriados o sinusitis, que obstruyen el paso del aire por la nariz.
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Desviación del tabique nasal: Una anomalía estructural que dificulta la respiración nasal.
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Amígdalas o adenoides agrandadas: Especialmente en niños, pueden obstruir las vías respiratorias nasales.
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Hábitos adquiridos: Como el uso prolongado del chupete o el biberón en la infancia, que pueden favorecer la respiración bucal.
Cómo prevenir y tratar la respiración bucal nocturna
Consulta a un profesional de la salud
Si sospechas que tú o tu hijo duermen con la boca abierta, es fundamental acudir a un especialista. Un otorrinolaringólogo puede evaluar las vías respiratorias superiores y determinar si hay obstrucciones que requieran tratamiento. Además, un dentista o un ortodoncista pueden identificar y corregir problemas dentales o esqueléticos asociados.
Mantener una buena higiene nasal
La limpieza regular de las fosas nasales con soluciones salinas puede ayudar a mantener las despejadas y facilitar la respiración nasal. En casos de alergias, el uso de antihistamínicos o descongestionantes, bajo supervisión médica, puede ser beneficioso.
Terapias miofuncionales
Estas terapias consisten en ejercicios que fortalecen los músculos orofaciales y promueven hábitos de respiración nasal. Son especialmente útiles en niños para prevenir o corregir alteraciones en el desarrollo facial y dental.
Uso de dispositivos intraorales
En algunos casos, los dentistas pueden recomendar dispositivos que ayudan a mantener la boca cerrada durante el sueño o a posicionar la mandíbula de manera que se facilite la respiración nasal.
Control del ambiente de sueño
Mantener el dormitorio con una humedad adecuada mediante el uso de humidificadores puede prevenir la sequedad nasal y facilitar la respiración por la nariz. Además, evitar alérgenos comunes, como el polvo o los ácaros, es esencial para reducir la congestión nasal.
Importancia de la higiene bucodental
Mantener una buena rutina de higiene bucal es clave para minimizar los efectos negativos de la respiración bucal. Algunas recomendaciones incluyen:
- Cepillado dental adecuado: Cepillarse los dientes al menos dos veces al día con un dentífrico con flúor ayuda a prevenir la caries y fortalecer el esmalte.
- Uso de hilo dental: Elimina restos de alimentos y placa bacteriana en zonas de difícil acceso.
- Enjuagues bucales hidratantes: Los colutorios sin alcohol pueden ayudar a mantener la boca húmeda y equilibrar el pH.
- Visitas regulares al dentista: Acudir a nuestra clínica dental en Móstoles al menos dos veces al año le permitirá detectar y tratar problemas a tiempo.
Conclusión
Dormir con la boca abierta puede parecer un hábito inofensivo, pero tiene importantes repercusiones en la salud bucodental. La sequía bucal, el aumento del riesgo de caries, el mal aliento y las enfermedades periodontales son solo algunas de las consecuencias. Además, en niños, puede afectar el desarrollo dental y facial.
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